El aceite de oliva refinado es el obtenido a partir de someter un aceite «no apto para su consumo» a un proceso físico-químico para eliminar todos los compuestos no deseados que le confieren esta propiedad.

Al ser sometido a este proceso, este aceite pierde su apellido «virgen» porque ya no se trata de un zumo natural de aceituna y adquiere el de «refinado».

En el proceso de eliminación de las características no deseadas, se eliminan también las sustancias que le aportan al aceite su propiedades beneficiosas y saludables. Por ello, el aceite de oliva refinado, no es una buena opción para el consumidor.

¿Qué procesos físico-químicos sufre este aceite?

Depuración

Elimina los compuestos como los fosfolípidos y las gomas que pueden causar la formación de mucílagos y cuerpos gomosos en los envases de apariencia poco atractiva para el consumidor.
En este proceso se eliminan inevitablemente otros compuestos deseables como algunas proteínas.

Neutralización

Elimina la acidez del aceite de oliva.
Este proceso además implica la eliminación de gran parte de los carotenos, precursores de la vitamina A presentes en los aceites vírgenes.

Decoloración

Elimina sustancias correspondientes al color.

Desodorización

Elimina las sustancias responsables del mal olor y sabor desagradable.
Este proceso implica también la eliminación de los ácidos grasos que pudieran quedar. Además se elimina también la mayoría de tocoferoles, esteroles y polifenoles además de sus propiedades antioxidantes.

Winterización

Tiene la misma función que la depuración mejorando la apariencia del producto y que este no presente posos.

El resultado es un aceite de oliva refinado con una composición que solo incluye los triglicéridos respecto a las propiedades que contenía el aceite de oliva original.

Por tanto, este aceite no incluye todas las propiedades nutricionales ni beneficiosas de un aceite de oliva virgen extra. Desde Hacienda Ortigosa te recomendamos que cada vez que vayas a comprar un aceite leas detenidamente su etiquetado.